Encontramos al presidente Mariano Rajoy realizando su habitual y gimnástico paseo de 45 minutos diarios por los jardines de La Moncloa, con unos cascabeles sujetos a los tobillos y dos guardias de las SS que lucían un escote corazón trotando tras él. Finalmnte el presidente tomó asiento a espaldas de un seto y respondió a todas las preguntas con una amplia sonrisa.
–Buenos días, señor presidente. Le agradecemos la concesión de esta entrevista.
–Hombre de Dios, si yo estoy encantado. Lo que más me gusta del mundo es hablar con la buena gente de España. ¿Usted es buena gente de España, no?
— No lo sé. ¿Cómo es la buena gente de España?
–Es la gente con sentido común que quiere progresar y mantener la familia unida, la gente orgullosa de pertenecer a esta gran y milenaria nación, aunque esté cansada de que siempre gane el Barça y, sobre todo, la gente que sabe que todo esto es culpa de Zapatero…
–Bueno, llevan ustedes ya un año en el Gobierno…
–Pero usted no sabe como encontré esto. Es que daba pavor, hombre. Que mandaba a pedir un café en La Moncloa y no había porque el del colmado de al lado no nos fiaba.
–Usted afirmó que no se escudaría en el argumento de la herencia recibida…
–Y no me he escudado, porque no nos han dejado ninguna herencia, sino deudas por todas partes…
— Pero con usted ha subido el desempleo…
— Ya veo por donde va usted. No entiende que hay que darle tiempo a las reformas para que funcionen. Además, esos empleos eran ficticios…
–¿Cómo qué ficticios?
–Verá usted, y se lo digo porque me gustan las cosas claras, eran ficticios porque no se podían mantener. Y lo que no es razonable es tener una economía ficticia, totalmente ficticia, donde la gente tenía empleos ficticios y pagaba ficticiamente la hipoteca y el colegio de los niños, que, por tanto, estaban siendo ficticiamente educados… Es la hora de la realidad y no de las carísimas ficciones socialistas…
— ¿Cómo la sanidad pública?
–Estamos embarcados en una cruzada para salvar la sanidad pública. Salvarla, sobre todo, de sus usuarios. La iban a quebrar.
–¿Su Gobierno pedirá el rescate a la Unión Europea?
–Tengo que ser claro: se pedirá el rescate cuando se decida, si finalmente ocurre así, y ni antes, ni después. ¿Alguna otra pregunta o me puedo fumar un puro?