1. Lo importante es crear redes. Ese es el mantra universal de la cancamusa dospuntocerista y oligofrénica.
2. La creatividad original es pecado digital cancamuso. La clave está en la expresión poner en valor. El cancamusero digital vive básicamente de la rapiña, un mamoneo incesante y descarado, enmascarado como diálogo con la comunidad internaútica, que se extiende desde las nociones más elementales hasta el hurto más grotesco de algo que se descarga gratuitamente de algún sitio. El negocio digital cancamusero siempre se basa en algo que ya existe y es gratis. En Canarias hay ayuntamientos, sociedades públicas y hasta algún cabildo que han comprado a precio de oro una web al que el cansamusero digital ha arrancado de algún ciberrincón, le ha cambiado los logos y a cobrar. Pero el cansamusero digital nunca roba. Pone en valor algo previamente currado por otro incorporándolo a un proyecto de gran visibilidad.
3. El verdadero modelo de negocio (cancamusero, cuatro becarios hambrientos, una oficina destartalada, un plagio infecto, pueril e incesante) debe permanecer oculto en todo momento. Todas las preguntas al respecto deben ser contestadas en cancamuso mandarín.
4. Todo enunciado cancamusero (sea en el discurso industrial, sea en el discurso de los expertos en social media) debe incorporan conceptos como sinergia, trending topic, innovación, redes o comunidad.
5. Deben utilizarse compulsivamente anglicismos. Cuantos más mejor.
6. Se debe adular tan ferozmente al cliente que hasta el dependiente de Pretty Woman parezca un dechado de sinceridad y respeto a sí mismo.
7. En este sentido, el cancamusero digital debe presentar cualquier desgracia (crisis económica, pandemia, terremoto, erupción volcánica, accidente, cáncer pancreático) como una excepcional oportunidad.
8. La muy evidente ignorancia del cancamusero digital – la incapacidad para escribir correctamente, por ejemplo – se debe justificar siempre como una imprescindible ruptura con lo analógico.
9. Los escépticos que critican el cancamuseísmo digital son anacrónicos y patéticos enemigos del desarrollo tecnológico, el progreso social y la felicidad humana.
10. La cancamusa digital es el futuro. Imagínense a Lázaro de Tormes dotado con un ordenador y conexión a internet. Aquí y ahora no puede fallar.