A estas alturas de democracia homeopática – unas gotas de voluntad popular en un barreño cada vez más turbio — ya debería estar uno curado de los espantos que provoca la vaciedad argumental, la puerilización de las propuestas y la nadería impostada, pero ahí está la supuesta izquierda supuestamente emergente para desmentirlo. Una entrevista con la candidata de Podemos a la Presidencia del Gobierno de Canarias, Noemí Santana, pone a prueba de nuevo cualquier capacidad de asombro. Se la resumo a ustedes para que no corran gratuitamente el riesgo de un ictus y no puedan acudir a su colegio electoral el próximo día 24 con el objetivo de votar a este prodigio.
–¿Qué propone usted para el transporte público en las grades ciudades?
–Nosotros vamos a apostar (sic) sobre todo por el transporte público y que esto no suponga un gran coste para los ciudadano (sic). Actualmente las guaguas no funcionan en tiempo y hora.
–¿Promoverá la cultura canaria?
–Totalmente, tengo una especial sensibilidad por Canarias (sic) y conozco su cultura (sic). Tenemos una propuesta de modificar el modelo de Televisión pública que haga una puesta mayor de dar a conocer la cultura de esta tierra y que los canarios conozcan la historia de esta tierra como la apuesta por el deporte autóctono, folklore, y demás (sic). En un primer momento se hizo pero se ha perdido esto convirtiéndose en el panfleto político de una determinada formación. Hoy presentamos nuestro panfleto de cultura en Lanzarote (sic).
–¿Modificaría la ley electoral canaria y que cada voto tenga el mismo valor en todas las islas?
—Por supuesto, lo llevamos en nuestro programa, vamos a recuperar la democracia, porque los índices democráticos de Canarias son más bajos que los de Tanzania (sic).
–¿Mantendría el proyecto de tren en Gran Canaria, contra el cuál se han pronunciado algunos de sus compañeros?
—Creo que ese es un tema lo suficientemente importante para que los decidan los ciudadanos, les preguntaremos (sic).
–¿Qué hará Podemos con las familias que no tienen recursos?
—Prioridad: una renta mínima para las 58.000 familias que padecen pobreza severa en Canarias.
¿Para qué seguir? Todo es más o menos igual, entre terribles denuncias y admoniciones contra los políticos que se han llenado los bolsillos y partidos miserables – aquellos que han representado como media el 85% de los votos emitidos en el último cuarto de siglo – que han transformado Canarias en un infierno sin comparación imaginable con el hermoso vergel dotado de espléndidos servicios sociales que relucía en el Atlántico en 1980. Esos canallas que la han convertido en Tanzania, mismamente. Si estas estupideces superficiales y ramplonas, enhebradas en un discurso moralista y campanudo, es todo lo que nos ofrece la izquierda que se pretende alternativa, entiendo que gente como Bravo de Laguna, Ignacio González o Fabián Martín consideren que aún tienen una oportunidad: no dicen cosas mucho más inconsistentes, vaporosas y oportunistas.