Hallazgos

Gracias a un artículo de Carmelo Rivero me entero de que en los sótanos del Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife han sido encontradas dos cajas que contenían a) ropas y zapatos con los que se ataviaron los participantes en los actos conmemorativos del primer centenario de la derrota de Nelson en 1897 y b) los estandartes de todos los municipios tinerfeños que participaron en esa lejana efemérides. Sin duda, tal y como señala Carmelo Rivero, material de gran interés etnográfico y vexilológico, si es que la vexilología, en fin, tiene algún interés fuera de círculos monomaníacos. Pero lo más sorprendente – y con un gran interés informativo también – no es lo que se ha encontrado, sino que se haya encontrado ahora.
Como el Museo Municipal de Bellas Artes no se levanta sobre una gruta de los reinos de Sauron, donde podrían cenar los comensales de todos los restaurantes chinos del planeta, cabe la razonable pregunta de cómo es posible que todavía se encuentre material desconocido en sus entrañas. Han disfrutado de más de un siglo para un inventario más o menos apañado, pero, por lo visto, todavía no han tenido tiempo de completarlo. Solo conozco un inventario del Museo Municipal de Bellas Artes, publicado incluso en un folletito a principios de los años noventa, pero que se refería exclusivamente a los cuadros que pueden disfrutarse (es un decir) en su pinacoteca. Al parecer nos esperan todavía sorpresas portentosas en los ilimitados sótanos del establecimiento. No descarto que aparezca parte del brazo de Nelson cuidadosamente envuelto en papel satinado o un pedazo del queso que le ofreció el general Antonio Gutiérrez en un tapergüer. O el sostén de la Tetuda del parque García Sanabria. O el primer bocadillo de pollo de El Imperial conservado en una urna de cristal, un cacho de la escultura mutilada de Chirino, el esqueleto de un concejal republicano y masón y en un rincón del ángulo oscuro, por su dueño tal vez olvidadas, las zapatillas que solía calzarse José Emilio García Gómez en su mandato municipal, cuyo valor etnográfico está igualmente fuera de toda duda. Cualquier cosa puede encontrarse en los sótanos del Museo Municipal de Santa Cruz. Un museo que no se encarga de catalogar y exhibir rigurosa y debidamente todos sus fondos, sino que muestra una porfiada originalidad que lo distingue entre todos: podría encontrar cada día, si así se lo propusiese, nuevo material en su interior para pasmo y maravilla de propios y extraños. Un museo donde no se entra para conocer y comprender la herencia del pasado, sino para comprobar las inepcias del presente.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General 2 comentarios

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