A lo largo de dos años y medio al frente de la Consejería de Derechos Sociales Noemí Santana no consensuó con el tercer sector el catálogo de servicios y prestaciones del sistema público de servicios públicos, pero ha consensuado consigo mismo el catálogo de excusas que ha empleado para apantallar una gestión entre mediocre y desastrosa. En diversos ámbitos de actuación de su departamento ha acusado explícita o implícitamente a otras administraciones, a los sindicatos, a las rémoras del funcionariado, a la escasez de plantilla o de recursos económico-financieros, a un déficit de información sobre el que jamás reconoce responsabilidad alguna y, muy especialmente, a la siempre elástica herencia recibida, es decir, a los gobiernos de CC. Sobre esta última monserga Santana podría continuar peroratando durante toda la legislatura y lo más probable es que lo siga haciendo. Durante algún tiempo se rumoreó que la consejera sería candidata de Podemos – o lo que quede de la marca – al Cabildo o al ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en el 2023. Pero tal vez tenga que resignarse a presentarse de nuevo como el rostro más conocido de su partido a la Cámara regional el próximo año. Si consigue el escaño, esté en el poder o en la oposición, insistirá en el mantra de la herencia., porque además de una excusa, supone un pequeño consuelo personal.
Es obvio que la gestión de un gobierno (o de varios) condiciona la situación que deberá afrontar un nuevo equipo después de unas elecciones. Uno puede, en efecto, recibir una herencia gerencial mala, irregular o manifiestamente mejorable. Pero la inocencia la pierdes definitivamente al designar a tu equipo y diseñar tus primeros presupuestos. A partir de entonces no eres una víctima, sino un responsable. La herencia es un contexto sobre el que operar no un pretexto de tus errores o incapacidades. Es algo similar a llegar a la edad adulta. Un humorista comentó en una ocasión que a los cuarenta años uno ya es responsable de la cara que tiene. Cuando has atravesado la mitad de la legislatura eres responsable de las chirlas de tu rostro político y de las arrugas de tu gestión pero Noemí Santana se niegan a asumirlo. Se niegan a asumir la pérdida de la inocencia y el mandato de la responsabilidad propia, porque pertenece a esa izquierda que siempre se concede a sí misma un plus valorativo por sus buenas intenciones: exactamente el mismo que le niegan despectivamente al adversario político.
Lo que no había hecho nunca la consejera de Derechos Sociales es negar una realidad palmaria o mentir brutalmente. Pero decidió cruzar esa línea en el último pleno del Parlamento de Canarias, cuando repitió una y otra vez, con una sonrisa triunfal aunque algo crispada, que no existe el Plan de Infraestructuras Sociosanitarias que Fernando Clavijo y Cristina Valido “se sacaron de la manga” y “estuvieron presentando varias veces”. Aunque la mayoría de los diputados disfrutan de una envidiable memoria de pez, algunos de los más veteranos se quedaron ligeramente estupefactos. En ese instante la consejera dejó de ser una mentirosa y se convirtió en una charlatana. Wittgenstein lo dejó clara la distinción. El mentiroso trata (mal) a la verdad. Al charlatán le es indiferente. «El charlatán no está al lado de lo verdadero ni al lado de lo falso. Sus ojos no se fijan para nada en los hechos, como sí lo hacen, en cambio, los ojos del hombre sincero y del mentiroso. No le importa si las cosas que dice describen correctamente la realidad. Simplemente las extrae de aquí y de allá o las manipula para que se adapten a sus fines». Así queda definido el tránsito de Noemí Santana de la mentira a la charlatanería.
Como era de esperar la diputada y exconsejera Valido le relató a Santana los proyectos y obras que en el contexto del Plan de Estructuras Sociosanitarias han desarrollado cabildos como los de La Gomera o Lanzarote, cuyos presidentes estaban presentes en el pleno. Santana siguió riendo y negando con la cabeza, muy divertida. En realidad el Plan sigue actualmente en ejecución y Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, ha mostrado su satisfacción por “una acción ambiciosa consensuada con el Gobierno de Canarias”. Todo esto es irrelevante, mejor dicho, no existe. El Plan de Infraestructuras Sociosanitarias no ha existido ni existirá jamás. Santana parte de la nada, Santana en la partera de las políticas sociales en Canarias, Santana decide lo que ha ocurrido y no solo lo que ocurrirá, Santana es la consejera demiurga que partiendo de la nada dentro de un año y medio dejará una Canarias mejor dentro de su caja craneana.