Después de más de tres años de crisis económica – sin contar con la notable desaceleración anterior a 2008 – el desempleo no desciende del 28%, sectores cada vez más amplios de las clases medias se pauperizan inevitablemente, crujen los servicios públicos, cierran cientos de empresas y miles de autónomos han sido exterminados. Después de tres años de crisis económica la inmensa mayoría de los ayuntamientos están financieramente extenuados y los cabildos trampean con créditos y las terroríficas perspectivas presupuestarias avecinan la demolición más o menos controlada de nuestro modesto Estado de Bienestar. Después de tres años hemos escuchado, durante tres largos años, la imperiosa y urgente necesidad de la reforma de las administraciones públicas: eliminación de duplicaciones, asignación estable y normativizada de competencias y recursos, simplificación burocrática, potenciación de la productividad funcionarial, crecimiento cero de las plantillas. Han sido tres años de soportar un chaparrón retórico inacabable plagado de metáforas dietéticas. Tres años en los que los tres grandes partidos garantizaron, en sus programas electorales, que la reforma administrativa resultaba prioritaria y que, por supuesto, todos ellos, coalicioneros, conservadores, psocialistas, sabían cómo hacerlo a satisfacción universal de los contribuyentes.
Ayer se reunió el presidente del Gobierno autónomo, Paulino Rivero, con las damas y caballeros de la Fecamy la Fecai, y ya sabemos, por fin, lo que van a hacer: crear una comisión. Sí, parece una broma de un artículo de Azorín de 1904, pero lo que van a hacer es crear una comisión y encargar un estudio a una consultoría externa. Ayuntamientos y Cabildos, por su parte, se han comprometido a expedir ideas y sugerencias, como las vacas expiden metano, cada tres meses. ¿Hasta cuándo? Vaya usted a saber. Hasta que Rivero lo considere oportuno, Casimiro Curbelo se pase al zumo de piña o Alpidio Armas críe (más) pelo. Sinceramente, ¿nos merecemos esto? ¿Qué horrible crimen cometimos en nuestra vida anterior para purgar tan pomposa y descarnada inepcia en la nuestra? ¿Esta es la aportación decisiva de Francisco Hernández Spínola y del PSC-PSOE al programa de gobierno? ¿Convocar una comisión en medio del naufragio, organizar un simposium sobre las variables de la salinidad marina en la cubierta del Titanic?