Sin duda recordarán esa respuesta de Oscar Wilde al abogado acusador en el proceso judicial que terminó con su condena a trabajos forzados. “¿Reconoce usted que esta cartas que usted han mandado a Lord Alfred Douglas son indecentes?” le preguntó el leguleyo. “Mucho peor”, contestó Wilde, “están mal escritas”. A los desvergonzados alcaldes que pagaron un congreso surrealista (los de Santa Lucía y San Bartolomé de Tirajana) para que interventores, tesoreros y secretarios (lo que se conocen como habilitados nacionales) hablaran de sus cosas cabe una observación parecida. Ya que te montas semejante guatatiboa, medio millón de euros por cuatro días (y noches) de congreso, ¿cómo se te ocurre contratar a Café Quijano para amenizar una de las cenas? ¿Café Quijano? ¿En serio? ¿Le levantas 500.000 euros a los contribuyentes y vas y contratas a Café Quijano?
“Nada de na, ni mucho ni poco
Te quedas mirando la vida pasar
Que te pueden dar siendo marioneta de tan poca tela
Quien se va a fiar
Nada de na, ni mucho ni poco
Te quedas mirando la vida pasar”.
Setenta y pico funcionarios asistieron al congreso de purísima y oro que incluyó, como ya se ha contado, veladas, cenas, conciertos, paseos, cuchipandas. A unos siete mil euros por congresista salió la fiesta. Aparte de los funcionarios invitados estuvieron varios políticos, entre ellos. Ángel Víctor Torres, lo justo para sacarse una foto sonriendo y salir corriendo, o el portavoz parlamentario de Nueva Canarias, Luis Campos: me apuesto una botella de Moët & Chandon, de las decenas que se distribuyeron en las veladas del congreso, a que habló de la imperiosa necesidad de una fuerza canarista y de izquierdas como NC. Sinceramente creo que la pregunta más pertinente es la más obvia e inmediata. ¿Para qué hacen esto? En primer lugar, porque son unos paletos. Porque creen que cuanto más extravagantemente luxury sea un congreso más proyección y prestigio acumularán sus respectivos ayuntamientos: el turismo como sempiterna coartada de toda esta panda. E inevitablemente se pasan, se exceden y caen en un despilfarro indignante. De ahí la elección de Café Quijano, una banda que metaforiza perfectamente el lirismo cantimpalo del pop más zafio del país. Café Quijano es la metáfora carpetovetónica del quiero y no puedo. No podía ser otros. Si también contrataron a Dani Martín fue, simplemente, para disimular.
Hay otra pregunta, por supuesto, y es también sencilla: ¿por qué creen los alcaldes de Santa Lucía y San Bartolomé de Tirajana pueden hacerlo, acudiendo además a varias triquiñuelas administrativas para asegurar los resultados deseados? Exactamente: por un profundo sentido de la impunidad. ¿Qué les va a ocurrir? Absolutamente nada. Nadie es tan zoquete como para imaginar que las respectivas direcciones del PSOE y de Nueva Canarias harán algo al respecto. Y menos aun cuando apenas queda medio año para las elecciones autonómicas y locales. El próximo año el comisionado de Transparencia leerá su informe que demostrará, como siempre, que la administración avanza sin pausa pero sin prisa hacia una acción más transparente, colaborativa y garantista. Y será felicitado por todos los grupos parlamentarios. Si se presenta un informe de la Audiencia de Cuentas sobre el asunto se rechaza. Y si se llega a proponer una comisión parlamentaria de investigación la mayoría se niega y aquí paz y en el cielo, sobre las botellas de Moet, Café Quijano. Nada de na.
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