Alfonso González Jerez

AM, campo de minas

Hay gente empeñada admirablemente en mantener sus relatos por encima de la realidad, esa despreciable zurcidora de complejidades. Así se puede leer por ahí que la situación de Asamblea Majorera es un efecto de la elección de Fernando Clavijo como candidato presidencial de Coalición Canaria, porque si hubiera ganado Paulino Rivero tendríamos una pax coalicionera perfecta y la deliciosa oportunidad de doce años ininterrumpidos en el poder y seguir mamando de la teta publicitaria – si es con los socialistas, mucho mejor, que así se salvaguarda  la gestualidad progresista — para que no de desmoronen algunos chiringuitos. Lo que ocurre en Fuerteventura – como lo que más silenciosamente se desarrolla en La Palma — muy poco tiene que ver con Rivero o con Clavijo y mucho con una fuerza política que lleva años jugándosela con morir de puro éxito y con una rotación en los aparatos de dirección y en las instituciones públicas prácticamente nula. Es el producto inevitable de la combinación de muchos años en el poder y un sistema de cooptación política cuyo principal objetivo es la reproducción de una élite que pacta candidaturas y cargos públicos.
Durante lustros la particular organización interna de AM – cuyo máximo responsable es un secretario general, antes coordinador – ha estado basada en el principio de evitar la concentración de poder orgánico e institucional en una única persona. Después de la angustiosa y errática experiencia de los años ochenta el antiguo asambleísmo y los pujos ideológicos se remansaron en un partido más o menos al uso que acabó transformándose, básicamente, en una eficaz herramienta electoral. La figura del coordinador insular (más tarde secretario general) devino la de un moderador de las ambiciones y demandas comarcales, municipales e individuales mientras el auténtico liderazgo político-social lo asumían los alcaldes y presidentes del Cabildo, y todo funcionaba razonablemente bien (o mal), sin contar con las periódicas tensiones inherentes en la elaboración de las listas electorales. Lo que ha ocurrido en Asamblea Majorera es que ese funcional y eficiente sistema de contrapesos se ha roto. Al secretario general de AM, José Juan Herrera Velázquez, el penúltimo histórico del partido al filo de sus setenta años, se le ha ocurrido la brillante de trazar estrategias propias para demostrar a Mario Cabrera (cabeza de lista al Parlamento) y a Marcial Morales (candidato a la Presidencia del Cabildo Insular) quien es el que manda, es decir, el partido, o sea, el propio Herrera. Quizás porque ha llegado a la conclusión que el partido es el último reducto de poder que le queda, y que un simple moderador –como lo fueron sus antecesores frente a AM – puede ser sustituido por otro. Se trata, por tanto, de una lucha interna por el poder entre un reducido grupo dirigentes que llevan un cuarto de siglo – e incluso más—repartiéndose el gofio del poder en Asamblea Majorera, y que repentinamente se ven presos en su propio campo de minas oligárquico. Ahora es muy difícil que vuelva cada uno a su sitio sin pisar un explosivo y que todo salte por los aires.

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El prisma de la abstención

Como suele ocurrir la abstención no ha merecido una particular atención en los primeros análisis de los resultados de las elecciones autonómicas andaluzas. Pero un 36,06% de los andaluces con derecho a voto decidieron quedarse en sus casas. Más de 2.260.000 personas. Si en la mayoría de los comentarios esta abstención se orilla, por supuesto, es porque ninguna de las fuerzas políticas contendientes queda precisamente embellecida porque cientos de miles de ciudadanos de Andalucía les dieran la espalda. Decidieron no premiar ni castigar a nadie. Ahora la abstención – que apenas ha bajado un 1,6% respecto a 2012 — se escucha menos que nunca porque los nuevos partidos (leáse Podemos y Ciudadanos) ya participan en el juego y reclaman victoriosamente sus resultados con argumentarios que mimetizan los de las fuerzas del establishment. Pero que en esta coyuntura agónica,  en una situación económica y social exasperada, en un territorio estragado por un desempleo espeluznante, una pobreza creciente y una corrupción que atesta los juzgados,  más de dos millones y cuarto de personas decidan no participar en las elecciones, no activar su principal método de participación política, resulta un fracaso en toda regla. Lo es especialmente en el caso de Podemos, cuyo mensaje central llama, precisamente, a la participación política, al empoderamiento de los ciudadanos para participar activa, crítica e indelegablemente en los asuntos públicos. El magnífico resultado de Podemos (quince diputados) se debe sobre todo a la fagocitación del voto de Izquierda Unida ymuy poco a la activación de antiguos abstencionistas, de la misma manera que el éxito de Ciudadanos – Podemos consiguió menos del doble de sus votos después de un año de incandescente protagonismo mediático – se ha alimentado muy mayoritariamente de la caída del PP.
El entusiasmo socialista incluye olvidar que en las elecciones generales el PSOE suele obtener, desde los años noventa, entre siete y ocho puntos porcentuales menos que los que cosecha en Andalucía. La confianza del PP en su capacidad de resistencia en la mayoría de las capitales de provincia consiste en distraerse de que sus gobiernos municipales ofrecen una alta volatilidad (en estas autonómicas el PSOE los ha superado en Sevilla y Podemos en su plaza fuerte de Cádiz) después de más de una década de mayorías absolutas. La dignidad que pregona IU demuestra su incapacidad de entender que Podemos no significa una fortalecimiento de la izquierda y el germen de una unidad popular, sino el competidor que los desintegra. La abstención demuestra los límites de la transformación del mapa político andaluz y español, que son los límites (también) del sistema democrático representativo. Y quien no le entienda está incapacitado para hacer política, no se diga para llegar al poder y gestionarlo democráticamente.

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Agenda electoral del doctor Antonio Alarcó

6.15. El doctor don Antonio Alarcó se incorporará de su lecho y el meridiano de Greenwich se reajustará como todas las mañanas. El candidato ya está en marcha.
7.15. El doctor don Antonio Alarcó terminará su cuarta tesis doctoral, Mis momentos más íntimos con Antonio Alarcó, que presentará la próxima semana en el Departamento de Literatura Biográfica de la Universidad de Wichita (Kansas).
7.30. Entrevista en Radio La Punta, donde don Antonio Alarcó ofrecerá una síntesis de su programa electoral para el Ayuntamiento de La Laguna.
7.35. El doctor don Antonio Alarcó se tomará un cortado leche y leche en el Mercado de La Laguna acompañado por miembros de la dirección local del Partido Popular con los ojos inyectados en sangre y explicará al camarero las bases técnicas de la cirugía metabólica.
8.15. El doctor don Antonio Alarcó efectuará un transplante de páncreas y durante el mismo intervendrá en un debate en Radio Occipucio sobre el futuro de La Laguna como Ciudad Patrimonio de la Humanidad y su conexión con el devenir de la democracia liberal según Leo Strauss.
11.45. El doctor don Antonio Alarcó visitará los establecimientos comerciales de la calle de La Carrera y explicará su proyecto de colorear los verodes en tonos fucsias para incrementar el atractivo de la principal vía comercial de la ciudad.
12.45. Reunión con las asociaciones de vecinos de Finca España a los que el doctor don Antonio Alarcó agradeció que hayan defendido “su hermoso topónimo” durante los últimos treinta años “a pesar de las intolerables presiones que haya podido ejercer un gobierno municipal nacionalista”.
13.45. El doctor don Antonio Alarcó acabará de camino al almuerzo un artículo que, bajo el título La Cirugía Oncoplástica y Reconstructiva de la Mama y yo será publicado próximamente en el anuario internacional del Hospital de Madison (Wisconsin).
14.15. El doctor don Antonio Alarcó almorzará en la tasca El Maestro, “como sentido homenaje a la profesión más hermosa del mundo y más importante para la salud social y cultural de un pueblo”. Como matiz importante “los postres se tomarán en merecido recuerdo de los catedráticos universitarios”.
16.15. El doctor don Antonio Alarcó se reunirá con las asociaciones de vecinos contrarias al Plan General de Ordenación Urbana de La Laguna para transmitirles su convicción de que el documento “debe ser mejorado desde el respeto a los representantes vecinales” y no “desde la soberbia que ha demostrado el gobierno municipal”. El doctor entregará el PGOU que terminó de diseñar la noche anterior “y que prácticamente es perfecto”.
17.45. El doctor don Antonio Alarcó se bañara en las piscinas naturales de Bajamar. Los medios de comunicación podrán tomar imágenes por su cuenta y riesgo.
19.00 El doctor don Antonio Alarcó se reunirá con directivos del Instituto Nacional de Metereología para explorar las posibilidades de acortar el invierno en La Laguna a los meses de noviembre, diciembre y enero.
20.15. El doctor don Antonio Alarcó ofrecerá una conferencia en la Sociedad Económica de Amigos del País bajo el título Cuándo La Laguna me conoció: recuerdos de la infancia y perspectivas de futuro. Al término de la charla celebrará un animado debate consigo mismo.

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Una (otra) campaña electoral

¿Propuestas? No, no he escuchado ni leído nada semejante en los meses previos a las elecciones autonómicas y locales. Quizás estemos en los prolegómenos de un nuevo ciclo político y demás gaitas melodiosas entre la esperanza y el recelo, pero todo esto se parece sospechosamente a una campaña electoral. A una campaña electoral de las de toda la vida, vamos. Fernando Clavijo habla de simplificar las gestiones de las administraciones públicas y desburocratizar la creación de empresas como portentoso instrumento de crecimiento económico: retite usted  papeleos y baja impuestos y Canarias se llenará de gastrotascas y dulcerías, como La Laguna. A María Australia Navarro solo se le conoce la promesa, casi un grito en el último pleno parlamentario, de crear 100.000 puestos de trabajo en el Archipiélago, se ignora si en su totalidad a cargo de Corporación Dermoestética. Patricia Hernández se multiplica en micromítines donde expone sus microocurrencias. Y Podemos – con o sin el acompañamiento matrimonial de Sí se puede – se dedica, tampoco cabe esperar otra cosa, a afearle la conducta a la casta, ese malvado polimorfo, y a posicionarse contra el Mal y a favor del Bien. Eso es más o menos todos, si exceptuamos las faenas submarinas de Román Rodríguez y la soledad en el ángulo oscuro por sus votantes tal vez olvidada de Izquierda Unida.
Las circunstancias han hecho coincidir el hartazgo de las gentes – y la creciente e irritada desafección hacia el sistema institucional — con las crisis de los partidos instalados y las cuitas de los partidos que pretenden instalarse en el ecosistema político. Si Patricia Hernández, por ejemplo, no concreta análisis solventes y propuestas específicas no es únicamente porque no disponga de equipos y analistas en una organización desertizada de talentos y cada vez más desconectada con la sociedad civil, sino porque debe combatir con una dirección regional que la contempla, en los momentos más cariñosos, casi como un capítulo de eCarly. Hernández no vive únicamente para sortear las trastadas e indiferencias de José Miguel Pérez, Julio Cruz y compañía, sino que se exaspera por lo que puede ocurrir a partir del próximo junio. Sabe que su máxima aspiración solo puede ser repetir los muy mediocres resultados cosechados por Pérez en el año 2011, pero si a partir de los mismos no suma la Secretaría General del PSC-PSOE, está políticamente muerta, y con ella, probablemente,  cualquier posibilidad de supervivencia a medio plazo de la propia organización socialista. Por eso se opone a que Carolina Darias  –su oponente en las primarias a la candidatura presidencial –encabece la lista parlamentaria por Gran Canaria. Porque Darias puede ser la alternativa del capidisminuido aparato josemiguelista después de la hecatombe electoral. Entre un encuentro ciudadano y otro Hernández no se separa del móvil. Ferraz. Que se ponga Pedro. Que localicen a Pedro. Soy Patricia. ¿Dónde está Pedro? Soy Patricia Hernández. Pedro, llámame. Llámame ya.

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Román Rodríguez, no sin el PIL

Fabián Martín se desocupó ayer durante unas horas de su oficina de farmacia – la más moderna de Lanzarote gracias a la generosidad fundacional de su señor padre  — a fin de asistir a la enésima reunión con delegados de Nueva Canarias para cerrar el pacto electoral entre el PIL y NC o, para ser más precisos, entre el PIL y Román Rodríguez. Y de nuevo la cosa no prosperó. Y no únicamente por las diferencias nominales entre las partes (los Martín quieren que en los carteles, bajo el atractivo rostro del boticario, figuren las siglas PIL-NC, mientras Rodríguez y sus cuates insisten en que debe ser NC-PIL) sino porque Antonio Morales, alcalde de Agüimes y candidato de Nueva Canarias al Cabildo de Gran Canaria, se sigue oponiendo activamente a un acuerdo con los más vomitivo y despreciable de la política conejera, los restos del dimismo, artefacto que convirtió la corrupción política más que en un estilo de gobierno, en un orden cosmológico, gracias al cual, incluso ya enchironado, Dimas Martín siguió repartiendo instrucciones, mamandurrias, licencias y contratos desde la cárcel de Tahíche.

Román Rodríguez – que engalla la voz de un nacionalismo progresista en los plenos parlamentarios – ya firmó un acuerdo preelectoral con el PIL en el año 2011, gracias al cual el señor Fabián Martín obtuvo su acta de diputado. En los últimos cuatro años el expresidente del Gobierno ha desarrollado una desopilante política de fichajes en Lanzarote, toda vez que la potencia política de su antiguo amigo, Juan Carlos Becerra, ha quedado liquidada. Nueva Canarias ha acogido así a antiguos pilistas,  a sacrificadas insignificancias del CCN, a capitanes de yate como Pedro Armas  y hasta a episódicos exalcaldes del PP. Cualquier hipotético escrúpulo ha quedado supeditado al crecimiento artificioso de una Nueva Canarias ansiosa en comportarse como una alcantarilla con una capacidad de absorción ilimitada. Quizás todo fuera una mamarrachesca escenografía para simular una implantación territorial que naturalizara la renovación de un acuerdo con el PIL, es decir, con Dimas y Fabián Martín, porque a Rodríguez lo que le interesa es, única y exclusivamente, sumar un diputado para garantizarse de una vez la constitución de un grupo parlamentario propio, exactamente igual que ocurre con la circunscripción tinerfeña. Lo que ocurra o deje de ocurrir en la política lanzaroteña se la trae al pairo a Román Rodríguez. Lanzarote – es lo que le cuenta a  Antonio Morales –queda muy lejos del Cabildo de Gran Canaria y más lejos aun de la chicharrera calle Teobaldo Power. Y por eso es posible clamar por una regeneración política y una transformación progresista de Canarias desde el escaño y a la vez colaborar con la supervivencia del partido que ha sido la más destructiva maquinaria de corrupción del Archipiélago.

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