Celebración

Luis de Guindos afirma que a mediados del próximo año se creará empleo en España, en contra de las previsiones presentadas por su propio Gobierno hace apenas veinte días, y Paulino Rivero, en su discurso con motivo del Día de Canarias, asegura que el archipiélago “avanza hacia la recuperación”  sin ofrecer un solo argumento que avale tan portentosa revelación. Recuerdo que en los años ochenta y noventa se entendía que el discurso presidencial en el Día de Canarias debería consistir en una pieza retórica en la que el jefe del Ejecutivo evitara cuidadosamente introducir juicios políticos o partidistas a favor o en contra de nadie. Se trataba de insistir en lo común y no de enfatizar las diferencias, en reflexionar sobre el pasado y no en excusarse del presente profetizando un futuro inverosímil. Eso ya acabó. El presidente habla esa noche celebratoria como lo haría en la tribuna del Parlamento: como un hombre de partido, el suyo ¿Para qué hacer puñeteros distingos? El discurso presidencial se reduce, simplemente, a la oportunidad de generar titulares de defensa de la gestión o de ataque (acertadamente o no: eso es irrelevante) a los adversarios políticos. Es una forma de degradación institucional que al parecer ya no molesta a nadie y que me malicio que practicaría cualquiera de los dirigentes políticos en activo en Canarias.
En los últimos días se han repetido y comentado las sucesivas advertencias del presidente Rivero sobre el fin (o el principio del fin) de la crisis económica con un rigor analítico similar al de Nostradamus. Quizás lo haya hecho para inyectar optimismo en la sociedad civil canaria, pero a fuerza de inyecciones lo que ha originado es una dermatitis tan feroz que nadie soporta ya una sola profecía más. Desde “a partir de ahora las cosas van a ser diferentes, pero no necesariamente peores” (Día de Canarias 2010) hasta “hay un mar de razones para la esperanza” (Día de Canarias 2012) pasando por “hace un año apunté  que en 2011 empezaríamos a dejar atrás la crisis económica” (Día de Canarias 2011) el presidente se ha empeñado en ejercer de Casandra acorbatada mientras la muy impertinente realidad lo desmentía. Ahora mismo estas islas están a un paso de ser un país económica y socialmente inviable y, de alguna manera, los discursos institucionales del presidente Paulino Rivero, más que desmentirlo, lo ratifican.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

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