Es muy fácil exponer lo siguiente: “Sí, Rita Maestre puede haber cometido un delito, está imputada en un proceso judicial, pero la hemos incluido en la lista Ahora Madrid convencidos de su inocencia”. Pero eso es un argumento de la vieja política. Por tanto quedan básicamente dos opciones. La primera, que puede ejemplificar el artículo de ayer Ignacio Escolar en eldiario.es, es desviar la atención de la actuación de la señora Maestre y centrarla en el hecho de que esté abierta una capilla católica en una universidad pública. ¿Es eso aceptable en un Estado aconfesional? La táctica de Escolar es un poco burda. Personalmente me repatea mucho que existan espacios de culto abiertos en las universidades públicas españolas, pero es extremadamente dudoso que puedan ser consideradas un ilícito legal. En cambio, el artículo 523 del Código Penal español establece que “el que con violencia, amenaza, tumulto o vías de hecho impidiere, interrumpiere o perturbare los actos, funciones, ceremonia o manifestaciones de las confesiones religiosas inscritas en el correspondiente registro público del Ministerio de Justicia, será castigado con la pena de prisión se seis meses a seis años, si el hecho se ha cometido en un lugar destinado al culto”. Y no se trata de un particularismo jurídico español: pueden encontrarse artículos muy semejantes en los códigos penales de Francia, Alemania o Noruega (si quieren leerlos consulten la entrada correspondiente en https://tsevanrabtan.wordpress.com). Contra lo que esputan algunos al respecto, el Estado aconfesional – tampoco el Estado laico – no tolera o alienta los ataques contra la libertad religiosa sino, al contrario, en el marco de una separación tajante entre Iglesia y Estado, la protege.
La otra vía apologética consiste en que, por supuesto, las leyes son una mierda, un subproducto infecto de la lucha de clases, un armazón coercitivo con el que se defienden los intereses de los poderosos, y por tanto cualquier denuncia – no se diga un procesamiento judicial – es una cínica farsa, y la señora Rita Maestre, una víctima en la lucha a favor de los verdaderos derechos democráticos, cívicos, laicistas. A partir de ahí a llenar la copa de twitter de denuestos, insultos y bromas chocarreras. Sinceramente no me parece un buen camino, como no resulta una vía muy práctica para estimular el laicismo irrumpir en una ceremonia religiosa enseñando las tetas y gritando consignas guerracivilistas. Me temo que esto no parará aquí. No solo por el interés de la derecha política y sus medios de comunicación afines en desprestigiar la experiencia electoralmente exitosa de Ahora Madrid, sino porque estos conflictos son inevitables cuando se diseña una lista incorporando a activistas sociales dispuestos a transgresiones legales (todo activista no sirve para político y viceversa) y, mucho peor aun, a mocosos y mocosas que confunden sus chutes hormonales con procesos revolucionarios más o menos inmediatos. No se les ha elegido para transformar el universo mundo, sino para gestionar decente y eficazmente una ciudad a favor de la mayoría social.
Respuesta a El caso de Rita Maestre