Naderías

Armado con la mejor buena voluntad, intento extraer alguna información orientativa a la entrevista realizada por este periódico a José Miguel Pérez, vicepresidente y consejero de Educación y Universidades del Gobierno, y no encuentro absolutamente nada. Para ser más exacto, lo único que encuentro son bruñidas naderías. El vicepresidente Pérez nos cuenta que el Gobierno tendrá retos “muy potentes”, que practicará el diálogo y el rigor, conceptos que deben ir siempre juntos, como Hansel y Gretel, que la dimensión del desempleo es “fabulosa”, como la aventura de los argonautas, que este Gobierno “es un solo Gobierno” y que la recuperación del crecimiento económico se debe “redistribuir”. Se imagina uno que cuando se produzca, y no antes, para que no existan confusiones indeseadas. Ah. Pues vaya. La única cifra que emite el flamante vicepresidente fue ese 30% que, según nos cuenta, disminuyeron los presupuestos del Cabildo de Gran Canaria durante su mandato, pese a lo cual (lo ha repetido mucho en las últimas semanas) la corporación insular aumentó los recursos y herramientas destinadas a políticas sociales y asistenciales. Al parecer los electores no lo valoraron demasiado, porque los socialistas perdieron estruendosamente las elecciones.
Esta fantasmal verborrea de José Miguel Pérez, empapada de buena voluntad, no podrá prolongarse mucho más que algunos días, y lleva a pensar que el programa de gobierno será, en buena parte, como en tantas ocasiones anteriores, un juego de cajas rusas: una sufrida improvisación dentro de un compromiso societario dentro de una crisis económica inacabable con sus severas consecuencias fiscales y presupuestarias. José Miguel Pérez debería poder afirmar, por ejemplo, si se cerrará algún centro escolar en Canarias (pienso en las escuelas unitarias de la comarca de Anaga, por ejemplo), si las universidades del Archipiélago verán de nuevo mengüados sus paupérrimos recursos, si la ley de dependencia seguirá semiparalizada en Canarias, si se procederá a una reforma racional y perentoria de las administraciones públicas, si la reforma electoral se presentará en el plazo de un año, o no, si se subirán los impuestos indirectos, si el próximo REF será animal, vegetal o mineral. Me temo, sin embargo, que el vicepresidente Pérez alargará este cantinflismo dialogante, reposado y sesudo todo lo que pueda. Quizás cuatro años.

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Nada de periodismo y demasiadas rancheras

El escándalo alrededor de la falsificación de un documento público con objeto de atacar al presidente del Gobierno de Canarias – un supuesto poder notarial firmado en el Consulado de España en Méjico que evidenciaría la participación de familiares de Paulino Rivero en una empresa con un capital de millones de euros – tiene aspectos  que van más allá de su artera utilización, por parte de un grupo de medios de comunicación tinerfeño, como instrumento de venganza, descrédito y coacción. Es singularmente grave lo ocurrido, aunque como todo lo grave que ocurre en este país, pasa como una bruma que apenas entretiene una mañana o una semana. Y esa posma está atravesada de equívocos, errores e inercias sobre el periodismo, la responsabilidad política, los medios de comunicación o la ideología de la corrupción.

1. No se escaqueen: colgar un documento en internet es publicarlo. Es realmente curiosa la actitud de los responsables de Kanarileaks: nosotros no afirmamos que el documento (el poder notarial) sea verdadero o falso, nos limitamos a colgarlo aquí para que los ciudadanos puedan averiguarlo. Para que nos lo puedan decir. Los responsables de Kanarileaks apelan (o apelaban) especialmente a los periodistas isleños para que se lanzaran a investigar sobre el asunto. Es una mala metodología de trabajo por varias razones. Primero, los émulos canarios de Wikileaks no han aprendido una lección básica de sus hermanos mayores. Wikileaks investiga la autenticidad de los documentos antes de ofrecerlos  a sus millones de lectores. Cuando en 2010 obtuvieron, en un formidable golpe de suerte, las decenas de miles de documentos que el soldado Bradley Mamning, destinado en Irak, les pasó en bloque, Wikileaks pactó con varios grandes periódicos europeos y estadounidenses su publicación conjunta. Así lo decidió Julian Asange, y lo hizo, desde luego, para aumentar la difusión de semejante masa documental, publicitando extraordinariamente su sitio web, pero también se decidió a hacerlo para que los periodistas de diarios como New York Times o Der Spiegel comprobasen la veracidad de los documentos. Un matiz importante: un documento puede ser auténtico y, al mismo tiempo, no ser veraz: contener falsedades, inexactitudes, exageraciones o contradicciones. Un informe de una Embajada estadounidense “autentificado” por la investigación periodística puede estar esmaltado de falsedades, apreciaciones erróneas o suposiciones para satisfacer a los superiores jerárquicos. Wikileaks es un banco de información, no un medio de comunicación, pero se toma la molestia – al menos lo intenta fehacientemente – de no filtrar documentación para el cual no existe un mínimo aval de autenticidad.  Kanarileaks, en cambio, ha optado grotescamente por colgar en su sitio web documentos sobre cuya autenticidad evita incluso pronunciarse. Esa bochornosa defensa – desprende el tufo de un abogado mediocre – que explica su decisión de publicar un papel a fin de pedir ayudada a los profesionales resulta una débil artimaña para eludir acciones judiciales. No es necesario Internet para eso: a las redacciones siempre han llegado documentos (verdaderos o falsos) de forma anónima, de lo que se desprende claramente, en el caso de Kanarileaks, la voluntad de estimular, en lo posible, un escándalo político, en plena etapa preelectoral.

2. Los medios convencionales investigaron el documento. Solo conozco algunos casos, pero estoy seguro que los principales medios de comunicación investigaron, con mayor o menor intensidad, el documento colgado en el sitio web de Kanarileaks. Y no lo dieron por bueno. Lo que no tiene que hacer un medio de comunicación – pues se trata de una majadería ajena a la praxis y a la deontología periodística – es contar lo que está investigando, analizando o debatiendo en su interior. Una vez que la información ha sido contrastada para dar los primeros pasos de la publicación, puede plantearse incluso un making of de la noticia, pero si la investigación, el análisis y la ponderación evidencian que no la hay, carece de sentido escribir una línea. A pesar de eso estoy convencido que muchas almas bellas quisieran inaugurar en los periódicos una sección bajo el epígrafe Noticias que no lo son, con informaciones del tipo “El alcalde de la Puntilla de Arriba no es un ladrón desalmado”.

3. Las fortalezas y debilidades de un presidente del Gobierno. Escucho en una emisora radiofónica a otro abogado (otro) que expone que el responsable de que algunos medios de comunicación digitales reprodujeran el documento de Kanarileaks es del propio presidente, Paulino Rivero. Esta prodigiosa acusación se basa en que el jefe del Ejecutivo tardó demasiado en desmentir el supuesto poder notarial firmado en México. Atiéndase bien: lo relevante no es publicar un documento falso o falsificado, sino tardar demasiado (a juicio de quien lo publica) en desmentirlo con la suficiente rotundidad. Insisto: con la suficiente rotundidad, porque un abogado (otro) en una emisora radiofónica (la misma), después del primer comunicado sobre el asunto emitido por la Presidencia del Gobierno de Canarias, mostró su insatisfacción por las explicaciones oficiales e incluso deslizó la posibilidad de que se trataran de malvados fuegos de artificio. Un presidente del Gobierno, por supuesto, dispone de medios amplios (en términos de poder e influencia) para contestar en estas situaciones. Pero, al mismo tiempo, un presidente del Gobierno no puede ni debe contestar cualquier infundio, calumnia o grosería que circule por las redes sociales. Los que subrayan la extremada gravedad del falso poder notarial se limitan, en realidad, a una pirueta verbal, porque la gravedad no consiste en las acusaciones implícitas del documento, sino, precisamente, en la publicación del mismo. Dicho más claramente: un presidente del Gobierno, sea Paulino Rivero o cualquier otro, no tiene como deber político o moral desmentir fulminantemente cualquier cosa que se cuelgue en un sitio web. Debería dedicarse entonces la mitad de su jornada laboral y considerables efectivos de su equipo en desmentir una y otra vez cualquier detritus publicado en los papeles impresos o en la blogosfera. Igualmente delicado resulta un presidente que emprende, personalmente, acciones judiciales contra un medio de comunicación, un taller de chapa y pintura o un caricaturista. No conozco ningún caso en España ni, desde luego, en Canarias. Y no lo hay porque se entiende implícitamente que el presidente del Gobierno debe renunciar a dicha posibilidad para mantener incontaminada de intereses personales – pocas cosas más personales que una querella criminal o una demanda civil — la institución que dirige, conduce o encarna.

4. Canarias es brutalmente deficitaria en periodismo de investigación. Es cierto. Pero también es conveniente hacer precisiones. ¿Qué es periodismo de investigación? Los periodistas – como apunta uno de los mejores periodistas jóvenes españoles, Jordi Pérez Colomé – realizan o deben realizar un trabajo arduamente sencillo: contar lo que les cuentan: “En el Watergate, los papeles del Pentágono o los diarios de Afganistán siempre hubo algún funcionario que pasó -por el motivo que fuera- la información. Ningún periodista hizo de James Bond. Nuestro trabajo es normalmente más sencillo: contamos lo que podemos averiguar, aunque casi siempre dependemos de alguien que quiera contárnoslo. Que nos lo cuenten a nosotros y no a otro es un mérito (y una probable exclusiva)”. En Canarias se cuenta poco y demasiado a menudo, se cuenta mal: la corrupción política como patología social e ideología de poder, los problemas ecológicos y medioambientales, el derrumbe de nuestras universidades y nuestra formación profesional, la anomalía de unas particularidades económicas y fiscales absolutamente inútiles para luchar contra el desempleo, porque quizás son demasiado útiles para incrementar las desigualdades de renta y solidificar las posiciones de privilegio social y mercantil. La triple crisis del periodismo (crisis publicitaria, crisis de modelo de negocio, crisis tecnológica en su paso sonambúlico hacia internet) debilita la libertad de prensa. Recuerdo siempre una afirmación de un gran empresario de periódicos, Javier Moll de Miguel, que solía aseverar que “en la publicidad  resplandece la verdad”. Una frase que, cuando escuché por primera vez, me pareció deliciosamente cínica, pero que es exacta, precisa y hasta elegante. Frente a esto, la libertad de Internet, ofrece perspectivas interesantes: un papel complementario a los medios tradicionales, una capacidad para filtrar rizomáticamente información desagradables a los poderes institucionales en los espacios públicos, una fórmula autónoma de saludable provocación a los viejos periódicos para que se pongan las pilas y se vean obligados a atender ciertas realidades. Por desgracia, nada de esto es Canarileaks, ni nada de esto se ventila en los miserables episodios vividos en las últimas semanas, que a veces han tenido más relación con una ranchera bien requeterresentida (y mal cantada) que con el ejercicio responsable y salutífero de la crítica al poder.

    

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Pasquines

Desde hace algún tiempo, casi todas las mañanas se forma un pequeño tumulto en la entrada de mi bloque de viviendas. Se escuchan bisbiseos, pasos que suben y bajan con cierta excitación, y entonces suspiro, dejó el libro y bajo a echar el vistazo ritual de cada día. Lo de siempre, claro. El viejo del quinto piso ha clavado su enésimo pasquín en el portal, y varios vecinos lo descifran, entre divertidos y preocupados. “¿Ha visto la burrada que ha escrito hoy?”, me comenta entre risas el del segundo derecha. Desde hace muchos años – el anciano del quinto piso vive encerrado en su vivienda desde hace décadas y solo sale bajo palio una vez a la semana, para hacer ejercicio y pasear a sus dos perros gordinflones — desde hace muchos años estábamos acostumbrados, en fin, a su más antigua manía, acusar a los del bloque contiguo de haberse apoderado de todo: comenzaron por las escobillas de los retretes y terminaron por asaltar nuestros armarios y llevarse nuestros calzoncillos para presumir de una virilidad que no tienen. Nunca vimos tal cosa, pero el viejo, al parecer, contaba con informes solventes, El bloque de al lado es exactamente igual que el nuestro, pero el anciano del quinto piso ha insistido siempre en que es una choza de barro instalada en un secarral bajo un sol inclemente. Es necesario reconocer que la gente, al leer semejantes patochadas, se reía mucho.
El anciano del quinto piso –para qué engañarse – siempre fue muy particular, pero su estrafalaria conducta comenzó a emitir señales clínicas hace unos ocho años, cuando un senegalés alquiló un apartamento en el octavo piso. El senegalés era un señor educado, amable y cordial, pero el anciano del quinto piso, en sus catalinarias de portal, le acusó furibundamente de ser la avanzadilla de una invasión en toda regla. El bloque de viviendas iba a quedar en manos de los negros. El virus Ébola estaba a punto de infiltrarse en los buzones de correos. La integridad sexual de nuestras mujeres e hijos se encontraba en peligro. Y nuestras costumbres ancestrales (ver Sálvame de Lux todos los sábados, por ejemplo) y nuestra propia identidad cultural (¡el baile de magos!) quedarían desnaturalizadas. Pronto todos, sin darnos cuenta, hablaríamos wolof. Al cabo de un par de años el senegalés regresó a su país, pero el anciano del quinto piso nos deparaba más sorpresas.
Una mañana anodina apareció un nuevo dazibao. El redactor, que siempre fue muy patriota, reclamaba ahora como única y definitiva solución para los males del vecindario declarar nuestro bloque de viviendas como Estado independiente. A los pusilánimes que no lo vieran claro se les precisaba que las riquezas evidentes u ocultas desde el portal de la calle hasta el último piso eran virtualmente infinitas. En cada escalón se escondía un tesoro indescriptible gracias al cual podríamos vivir sin apenas pegar chapa. Los que no compartiesen este singular anhelo, tan lúcidamente argumentado, solo podrían pertenecer a dos grupos inequívocos: los idiotas y los miserables. El tono de sus demandas – y la zafiedad de los insultos — fue subiendo a los cielos de la libertad mientras la sintaxis descendía a profundidades mongoloides. Por último ha lanzado una tremebunda campaña contra el administrador de la comunidad, al que siempre había encontrado alto, guapo y rubio como la cerveza aborigen. Ahora era bajito, poco agraciado y se dedicaba a exportar enchiladas ilegalmente. Los más informados advierten que el administrador de la finca le ha dicho que no puede subir el volumen de su transistor y el viejo, enfurecido, ha jurado venganza. El anciano se pasa el día oyendo la radio y gritando ¡libertad!, ¡libertad!, ¡libertad! mientras sus perros se hartan de friskis y aullan como locos.

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El anexo secreto

Publicamos aquí un texto que lleva colgado en la web www. frikileakspatichacho.com más de mes y medio. No afirmamos que este documento sea falso; tampoco aseveramos rotundamente que sea un documento entitativa y metafísicamente real, pero ahí está, colgado en una página web, a la vista de todo el planeta, y suponemos razonablemente que si alguien publica algo en internet será porque es auténtico, aunque no sostenemos que sea auténtico ni mucho menos – el lector lo habrá quizás entendido ya –suscribimos la peregrina tesis de que se trata de una falsificación. Si publicamos este documento, en fin, es por su innegable interés público, ya que el interés público es una de nuestros objetivos principales, y si no fuera técnica y comercialmente inviable, publicaríamos todos los chascarrillos sobre nuestra desgraciada clase política que circulan por Internet, que los hay muchos y preocupantes, e incluso numerosos y alarmantes, por no decir incontables y angustiosos. Lo que sigue es el anexo secreto del programa de gobierno suscrito entre Coalición Canaria y el PSC-PSOE y en virtud del cual Paulino Rivero será investido presidente del Gobierno de Canarias.
Artículo 1. Todos los martes, antes del Consejo de Gobierno, el vicepresidente don José Miguel Pérez impartirá una lección de Historia de Canarias a don Paulino Rivero que abarcará entre 1450 y 1991. Inmediatamente después del Consejo de Gobierno el presidente don Paulino Rivero impartirá una lección de Historia de Canarias al vicepresidente del Gobierno don José Miguel Pérez desde 1991 hasta la actualidad.
Artículo 2. A partir de la toma de posesión de los nuevos consejeros Francisco Hernández Spínola no tendrá papada.
Artículo 3. Rechazada de mutuo acuerdo la constitución de una Oficina Antifraude, el Consejo de Gobierno dictará una orden antes del plazo de seis meses (renovables) para regular la actividad de los trileros en las calles y plazas del Archipiélago y de las churrerías en los puestos carnavaleros.
Artículo 4. La Vicepresidencia del Gobierno tendrá adscrita una Oficina del Entrenador Personal, con su correspondiente asignación presupuestaria, que tendrá como objetivo la plena forma física del Vicepresidente del Gobierno. Presidente y Vicepresidente acuerdan participar juntos en una maratón antes de finalizar 2013. Ninguno de los dos podrá superar en más de diez segundos la marca obtenida por el otro. A efectos de fiscalización se creará la Oficina Antifraude Deportivo, que estará constituida por dos consejeros de Coalición Canaria, dos consejeros del PSC-PSOE y estará presidida por don Paulino Rivero los lunes, miércoles y viernes y por don José Miguel Pérez los martes, jueves y sábados.
Artículo 5. Se presenta como sugerencia a debatir y, en su caso, aprobar en Consejo de Gobierno la oportunidad de identificar a los desempleados siguiendo el siguiente sistema. Aquellos desempleados que lo sean hasta el nombramiento de los nuevos consejeros del Ejecutivo deberán portar claramente en su indumentaria una estrella de siete puntas con las siglas CC bordadas en azul; aquellos ciudadanos que se queden en paro a partir de la constitución del nuevo Gobierno deberán portar claramente en su indumentaria una rosa con las siglas PSOE bordadas en rojo. Esta medida contribuirá a evitar las distorsiones estadísticas que puedan producirse sobre la situación de la población activa en Canarias y dejará patente la cohesión interna del Gobierno en una clara asunción de las responsabilidades.
Artículo 6. En el caso de que Milagros Luis Brito ocupe la Consejería de Sanidad los consejeros dispondrán de un seguro médico privado.
Artículo 7. Los muy previsibles recortes presupuestarios para 2012 serán achacados por los consejeros de ambas organizaciones políticas, en todas las comparecencias públicas, conferencias de prensa y notas informativas, sin excluir las redes sociales, a la presión injustificada e injustificable de los mercados internacionales y de las agencias de rating (Moody’s, S&P, Fitch) y nunca al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Artículo 8. El nuevo portavoz del grupo parlamentario socialista, don Julio Cruz, se dirigirá al Gobierno de espaldas, como los sacerdotes en los antiguos ritos cristianos, evitando así que entren en su campo de visión el presidente, don Paulino Rivero, y los consejeros de Coalición Canaria. La Mesa de la Cámara realizará las reformas necesarias en la tribuna de oradores para que el señor Cruz pueda realizar sus labor de fiscalización del Ejecutivo con todas las comodidades físicas y ergonómicas.
Artículo 9. El portavoz parlamentario de CC, don José Miguel Ruano, se comprometerá evitar en sus intervenciones públicas cualquier referencia a los Gobiernos socialistas y eludirá los chistes gomeros.
Artículo 10. En caso de ruptura del pacto, se intentará que parezca un accidente.

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Olvidos

Escucho con estupor a un colega afirmar que la aproximación entre CC y Nueva Canarias está bloqueada “por los personalismos enconados”. Ocurre, más bien, todo lo contrario: serán los personalismos, y especialmente la personalidad darwiniana de Román Rodríguez, lo que hará posible el feliz reencuentro entre unos y otros, con una prueba inicial en lontananza: la configuración de una candidatura conjunta para las próximas elecciones generales. Rodríguez tenía como hipótesis de trabajo un moderado descenso del PSC-PSOE en el Cabildo de Gran Canaria y un desgaste importante en el Ayuntamiento de Las Palmas, lo que subiría su cotización como socio de los socialistas en ambas instituciones. Podría conservar e incluso aumentar así su cuota de poder, colocar a su nutrida tropa de rogeliosfrades y jugar en el Parlamento un papel de oposición feroz (en el caso de un gobierno entre CC y PP) o de colaboración crítica y un pelín displicente (si Paulino Rivero pactaba con José Miguel Pérez). No fallaron sus fuerzas electorales, sino la de sus socios en los últimos cuatro años: el PSC se desmoronó espectacularmente en Gran Canaria. Sus opciones se han visto bruscamente adelgazadas. Por supuesto, su operación electoral con ese triste engendro plataformero (SxT, la Izquierda Unida tinerfeña y Los Tomates Verdes Fritos) carece para Román Rodríguez de cualquier interés: los 18.000 aportados por la conjunción electoral en Tenerife le sirvieron para, sumados a los 54.100 cosechados en Gran Canarias, alcanzar el artero tope del 6% de los votos regionales y entrar en el reparto de escaños. Y si te he visto, compañero, compañero que te ciscabas en mi socio de gobierno en el Cabildo grancanario y desenmascarabas a José Miguel Pérez, mi presidente, como un ojeroso émulo de Stalin, no me acuerdo.
La situación es otra. Por eso Rodríguez tampoco recuerda ya uno de sus más enfáticos sonsonetes durante la campaña: nunca daría su voto a una nueva investidura presidencial de Paulino Rivero. Ahora, reflexivamente, Román Rodríguez encuentra muy plausibles las bases programáticas (ejem) del pacto entre Coalición y el PSC y se muestra incluso proclive a apoyarlas. Claro que sí. Finalmente los tres diputados de NC apoyarán la investidura o se abstendrán respetuosamente. Porque Rodríguez sabe muy bien que o encabeza sonriente el reencuentro con CC o su futuro político consistirá en evaporarse en la hirviente irritación, el disgusto o la indiferencia de alcaldes y exalcaldes de NC.

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