Sentirse pequeño ante la pequeñez de los que mandan. Que sea imposible escuchar en el Parlamento de Canarias una reflexión de mínima solvencia política e intelectual sobre la situación de Canarias en el contexto de la crisis abierta con la invasión de Ucrania por la Federación Rusa y una previsión, al menos general, sobre sus impactos negativos y las medidas que se pueden tomar en caso de agravamiento de la catástrofe. Casi todo el primer día del pleno parlamentario que finalizó ayer se dedicó supuestamente a eso y, sin embargo, no se pudo escuchar nada que no fueran ocurrencias, titulares, bobadas cantinflescas. A uno y otro lado, aunque lo peor, sinceramente, es que el presidente del Gobierno autónomo no asumiera en esta hora cierto liderazgo. Nada. Absolutamente nada. Ha estallado una guerra cerca del centro de Europa, los rusos amenazan a varios países de su entorno, la Unión Europea toma decisiones legales, normativas y financieras inéditas en su historia pero nuestra élite política se dedican a papar moscas o, todo lo más, a soltar discretas y solidarias necedades. Una diputada de CC, Nieves Lady Barreto, se dirigió a la consejera de Agricultura, Ganadería y Pesca, la también palmera Alicia Vanoostende, para señalarle como en muy pocos días, a raíz de la crisis ucraniana, se había incrementado casi un 40% el precio medio del pienso ganadero que se consume en las islas. Ucrania es primer productor del mundo en centeno y el tercero en maíz. Este encarecimiento tiene otros orígenes, por supuesto, como la sequía y la especulación (los fondos de inversión están penetrando fuertemente en el mercado de los cereales en Estados Unidos y Europa). Barreto concluyó su intervención advirtiendo que los precios, muy probablemente, seguirán escalando, y en muy pocas semanas podrían ser inasumibles para los ganaderos, y pidió que la Consejería de Agricultura y Ganadería estableciera inmediatamente nuevas ayudas directas a los productores. La respuesta de Vanoostende – que es, desde un punto de vista técnico, de lo mejorcito del Gobierno de Torres – ejemplifica perfectamente lo que intento decir. Primero, por supuesto, se ha reunido con todo el mundo; segundo, su departamento “plantea” una nueva ayuda extraordinaria del sector ganadero de unos 7,5 millones de euros; tercero sus técnicos “están preparando” una propuesta de modificación del REA; y cuarto, no hay que olvidar los planes forrajeros de los cabildos, al que el Ejecutivo ha destinado la estratosférica cifra de 1.300.000 euros. La diputada Barreto se quedó con las ganas y una cara de estupefacción indescriptible. ¿Es que la consejera no ha entendido que los ganaderos necesitan las perras ya y que el sector se puede hundir en un par de meses? ¿Qué otra puñetera cosa se debe entender? Siempre es lo mismo: anuncios, reuniones, titulares, millones por aquí y por allá y nada entre mis manos ahora mismo que es cuando nos la estamos jugando.
Gobernar es también sobreponerse sobre el instante de una crisis oscura y compleja y tomar decisiones inmediatas, no atender los asuntos públicos como si el poder ejecutivo fuera una papelería. Las ayudas a los ganaderos isleños para garantizar el forraje de sus animales deberían estar ya disponibles. Las reservas de combustible en Canarias (supuestamente en las islas están depositadas el 4% de las reservas de petróleo de España) durarían, en caso de desabastecimiento, poco más de dos meses, y tal vez lo más prudente sería duplicarlas. Nada impide al Gobierno autonómico aplicar medidas de alivio fiscal desde pasado mañana mismo. La recuperación económica está comprometida y cerrar los ojos a la realidad no es quietismo político u optimismo antropológico – las golosinas preferidas por el presidente Torres – sino algo parecido a la irresponsabilidad que, entre otras cosas, pueden llevarse por delante la mitad de los empleos creados en el último medio año.