Me comentan que hasta el presidente Paulino Rivero ha intervenido (brevemente) en la desopilante polémica encendida en las redes sociales alrededor de un niño canario que protagoniza el anuncio publicitario de una bebida de chocolate. No he podido escuchar a Rivero, pero me he resignado a ver el anuncio: el chico, un pibe de diez u once años, se expresa como miles de niños de su edad en las islas. Alguien lo ha encontrado muy gracioso y ha abierto una cuenta en facebook, un espacio donde se entrecruzan chistes sobre la torpeza expresiva de los canarios y telúricas explosiones de ira contra los godos jediondos que no entienden ni respetan nada. Se trata de un asunto lo suficientemente grave para que el partido independentista Alternativa Nacionalista Canaria monte una campañita en defensa de la torturada habla canaria y contra el neocolonialismo fonológico y morfosintáctico de la metrópoli, que aprovecha aviesamente la hora de la merienda para mantener vivo el síndrome del colonizado…
Lo peor de este estúpido rebumbio es constar la vigencia de clichés apolillados, y no tanto en los que se bacilan del habla del niño, sino por parte de los canarios que se sulfuran por una majadería tan intrascendente. Es realmente estúpido sentirse indignado ante una imagen estereotípica elegida, precisamente por su condición de tal, por una empresa que intenta promocionar su producto en un mercado local. ¿Y qué decir sobre los supuestos mecanismos de análisis de la gente de ANC para aplicar una lectura político-ideológica a un anuncio de televisión y concluir que se trata de una agresión racista contra todo un pueblo? Sinceramente, ¿qué madurez política demuestran los dirigentes y militantes de Asamblea Canaria Nacionalista? Para eliminar las webs, los blogs y los foros donde se bromea sobre andaluces, catalanes o gallegos habría que desmontar Internet y reducirla a cenizas. Como se me antoja una tarea harto compleja, podría empezarse por declarar personas no gratas a los hermanos Joaquín y Serafín Álvarez Quintero por llevar la caricatura del andaluz gracioso, chispeante y atorrante a la condición de clásico teatral. Este masoquismo del agravio – si no me han agraviado históricamente, y lo siguen haciendo, no soy nada – no es ajena a la obsesión identitaria y al tremolar de banderas. Han convocado para dentro de unos días una manifestación para exaltar la verdadera bandera canaria. El Ministerio de Defensa ha anunciado que sacará más banderas que nunca en los desfiles del próximo 12 de octubre. A mi me hastían hasta el infinito todos estos trapo. Y prefiero el chocolate en taza.