Todos somos los mejores. Todos disfrutamos de las bendiciones apabullantes de los lectores, los oyentes y los espectadores. Por el amor de dios, pero qué gran trabajo estamos haciendo. Felicidades, compañeros. Compañeros, muchas felicidades. Es el fruto de un esfuerzo que todos los días emprendemos pensando solo en ustedes. En su derecho a estar informados. Ese derecho inapelable a escuchar la verdad no condicionada por intereses ni manipulaciones del poder. Muchas felicidades. Gracias, muchas gracias. Ya tenemos un millón y medio de oyentes. Yo tengo tres millones, incluyendo algunos sordos a los que les gusta tanto nuestra programación que han aprendido a deletrear las ondas. Las palpan en el aire. Nuestras tertulias son las más escuchadas. Nuestro tertulianos saben de todo: en tres minutos descuartizan el golpe de Estado en Egipto, la crisis de la deuda pública, el Bosón de Higgs o la ortodoncia de Cristina Tavío. Pero sin perder la sonrisa, el humor, la ironía. A mí me leen cada periódico 74 personas. Cuando terminan el ejemplar está tan manoseado que se han borrado los titulares, pero nadie conseguirá jamás borrarnos del mapa. Yo tengo menos tertulianos, pero hablan más y han aprendido a gritar como grita el pueblo sus dolorosas verdades. Todo lo que tengo me lo debo a mí mismo. Todo lo que somos se lo debemos a ustedes. Este éxito que es de todos y de ninguno: ¿no es un feliz reflejo especular de ustedes mismos, admirables seguidores?
Tenemos los mejores profesionales para la radio más audaz. Y nosotros también. Y nosotros, por supuesto. Nuestra televisión es la más vista en Chiguergue superando en un 25% a nuestros más inmediatos competidores. Lo siento, amigos. Gracias, Tenerife. Felicidades, pero nosotros te superamos en el tramo matinal de la programación en El Bailadero, cuaduplicando tu audiencia de lunes a viernes, pero respetamos profundamente tu pútrido esfuerzo cotidiano, compañero, siempre un crack. Nuestro profundo amor por esta isla y nuestro compromiso por su futuro y el de toda Canarias está haciendo recompensado por ustedes todos los días. Nuestras emisiones son grabadas y nos llegan rumores de que se venden en las gasolineras junto a los éxitos de Camela. Cada vez somos más en esta gran familia. Que tiemblen los poderosos porque nadie los callará la boca. Yo no miento jamás. Nosotros tampoco. Ni nosotros. ¿Les hemos hablado de nuestras tertulias? Tenemos los mejores tertulianos: los que demuestran cotidianamente que comparten con ustedes la desinformación y los prejuicios. Somos los mejores. Nosotros también. Y nosotros, no lo olviden. Gracias a todos. Gracias para siempre. Venga, di tú algo también. Anda, pero qué exagerado.