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Hágase o deshágase

Se ha presentado a la Mesa del Parlamento de Canarias una pregunta del diputado de CC José Alberto Díaz Estébanez dirigida la consejera de Educación, Cultura y Deportes. El señor Díaz-Estébanez se interesa por el contratazo que hace pocas semanas suscribió el Instituto Canario de Desarrollo Cultural –dependiente de la Viceconsejería de Cultura que dirige el silente Juan Márquez – por valor de 1.845.000 euros para el diseño y la dirección del MAPAS (Mercado Profesional de Artes Performativas del Atlántico) y del Festival de Artes Escénicas de Canarias. Muy poco tiempo después de ser formalizado, el contrato fue anulado. ¿Explicaciones oficiales? Ninguna. Circule, que estoy oyendo a Bela Bartok.

En realidad la cosa tiene más enjundia, más flow, flow de la mata, flow de la fuente misma de la esencia de la sospecha. Después de anular el contrato de 1.845.000 euros, la empresa adjudicataria estaba obligada a devolver 400.000 euros abonados anticipadamente. Pues bien, el ICDC concedió a dicha empresa (Una Hora Menos Producciones) un patrocinio de 400.000 euros (exactamente 400.000 euros) para el proyecto MAPAS que, por cierto, está desarrollándose actualmente. Es imposible no sustraerse a la melancolía. En su momento, Juan Márquez, o alguno de sus brillantes paniaguados, presentó el nuevo Instituto de Desarrollo Cultural (hijo de Canarias Cultura en Red, nieto de la SOCAEM) como una avance técnico-administrativo que mejoraría cuantitativa y cualitativamente la gestión cultural de la Comunidad autonómica, un instrumento ágil y moderno al servicio de los agentes culturales en particular y de la ciudadanía isleña en general. Desde luego que cuenta con un personal suficiente: un consejero delegado, un director ejecutivo, un director adjunto, varios técnicos de gestión cultural, administrativos y varios juristas, Cuentan, por cierto, que el director adjunto cobra más más 70.000 euros anuales: más adjunto, en fin, no puede ser. Pues bien. nadie, absolutamente nadie de esta peña, y menos que nadie los propios jefes de Gran Vaina, encontraron irregularidad alguna en el procedo de negociado sin publicidad que culminó con la adjudicación del jugosísimo contrato a la empresa antedicha. Los rumores apuntan a que, siguiendo tal vez sugerencias de las alturas, se ha contratado a una empresa  para el desarrollo del proyecto estrella de la Viceconsejería de Cultura, y luego, desde la Gran Vaina, se les trasladó al Cabildo de Tenerife y al Auditorio Adán Martín que su aportación –unos 620.000 euros – debería revertir en la misma empresa. Muy juiciosamente, el Cabildo tinerfeño se negó a tal operación: estaba y a buen seguro está dispuesto a apoyar MAPAS, como lo ha hecho en anteriores ediciones, pero apoya, como administración insular, a la Viceconsejería de Cultura, no a la empresa inicialmente adjudicataria del contrato. Esupefactos debieron quedarse en la corporación insular.

Toda esta chapucería se ha desarrollado en un silencio bastante ominoso. Y ahora mismo es imposible obtener ningún tipo de aclaración informativa por parte de la Viceconsejería de Cultura. Como suele ser habitual en su titular, Márquez se encierra en su despacho hasta que escampe. Después emprende una selección de llamadas telefónicas y hasta la próxima vez, la próxima chapucilla, la próxima ocurrencia, el próximo favor, la próxima cagada. Márquez, sobre todo, quiere prosperar políticamente e intenta crear una estructura subterránea – desde lo empresarial a lo funcionarial — lo suficientemente potente para que reclame su continuidad y lo bastante astuta para que seduzca a nuestros iletrados berzotas hasta convercerlos  de que él y solo él puede llevar la Viceconsejería de Cultura. Es sin duda el más inteligente de los viceconsejeros del área en la última década. Y también el más cínico, mangoneador y peligroso.  

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?