Fútbol

Abismo changa

Si me permiten pronunciarme desde el exterior de la pasión, desde fuera del dominical banquete de testosterona, cabe sospechar que lo que hoy se considera como fútbol es un asunto solo lateralmente deportivo. Los que disfrutan del fútbol deportivamente son una minoría ilustrada que, en las conversaciones al respecto, suelen ser brutalmente silenciados, como si fueran críticos literarios en un encuentro con J.K. Rowling, y creo que no terminan en prisión porque los clubes de fútbol no disponen de su propio sistema judicial.  La inmensa mayoría de los aficionados comenzaron a jugar al fútbol entre los siete u ocho años y terminaron de hacerlo entre los doce y catorce. Han visto mucho más fútbol en la tele que el que han practicado en las canchas o en la calle. El fútbol se ha transformado – como tantas otras – en una experiencia vicaria. Millones de personas las viven intensamente participando en una emoción identitaria. Un placer identitario construido segmentariamente. Soy de la Unión Deportiva. Soy de Las Palmas. Soy grancanario. Pero la raíz es futbolística: lo demás son abstracciones más o menos incómodas. A ver cómo puede sentirse uno orgulloso de Lorenzo Olarte o de los dulces de Moya. El fútbol lo entiende cualquiera como demuestra las legiones de entendidos que a los que no participamos en esta patulea nos amargan las mañanas de los lunes con comentarios interminablemente crípticos. Ayer en Tenerife:
–Se fue Ayose.
— Déjalo ir.
–¿Y ahora el 3-3-2?
–Eso está acabado.
–Ayose podía.
–Ayose tal y cual, primo.
Por las declaraciones furiosas, las lágrimas arrasadoras y los gestos compungidos de las últimas horas Las Palmas de Gran Canaria parece a punto de hundirse en el mar, perdida la ciudad como un balón pateado a la estratosfera. Algunos han descubierto que a los estadios –sobre todo si se les abran las puertas con solicitud paternal — asisten innumerables changas y que los changas, por alguna misteriosa razón, gritan, insultan, amenazan y agreden. El presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna ha explicado, con la elegante pedagogía que le conceden sus corbatas y blasones, que esto pasa por escuchar los cantos de sirenas con coletas soviéticas que llaman a la subversión y al libertinaje. Otros explican que nada se puede explicar si no se recuerdan los parados, el fracaso escolar y el sistema de dominación del capitalismo globalizado. No sé que es peor: el abismo changa o las hermenéuticas pachangueras de unos y otros.

 

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Porquería

Se suele repetir una supuesta paradoja cada vez que padecemos milagrosas victorias deportivas, sobre todo, en el fútbol. La leí de nuevo hace algunos días: “La mayoría de los que se concentran en la plaza de España para vitorear a los jugadores del CD Tenerife son gente humilde que lo están pasando mal”. Ciertamente. Pero no existe ninguna contradicción. Para festejar tumultuosamente el ascenso (no precisamente irresistible) del CD Tenerife a segunda división esos son, precisamente, los requisitos: ser pobre o desempleado, pertenecer a las clases medias más modestas, encontrarse económica y socialmente archiputeados (el patriotismo futbolístico de los periodistas deportivos tiene una relación más directa con sus obligaciones ocupacionales y sus carreras profesionales). Pierre Bordieu analizó las correspondencias entre prácticas deportivas y clases sociales y el conjunto de valores y percepciones de cada grupo. Para las clases dirigentes los deportes tienen un valor estético en el que el cuerpo en un fin en sí mismo; las clases medias definen su patrón a partir de las virtudes higiénicas de la práctica deportiva; las clases trabajadoras tienen una relación más instrumental con las condiciones físicas. La naturaleza competitiva del deporte es interiorizada más intensamente desde las clases altas hasta las clases trabajadoras. Y está íntimamente vinculada con mecanismos de identificación simbólica y ritual con un equipo. La política es una vacua fantochería, la economía un matadero atroz e ininteligible, las instituciones públicas un confuso prostíbulo blanqueado, pero el fútbol es perfectamente comprensible. En el fútbol (contra lo que ocurre a la inmensa mayoría desheredada de la sociedad) se puede perder, pero también se puede ganar. El fútbol es una metáfora transformada en un espectáculo y un espectáculo que se asume como una realidad, un motivo de satisfacción vicaria, el sucedáneo chillón y exasperado de un consuelo. ¿Quién podría engañarse con esta patochada fugaz e irrelevante, sino aquellos que necesitan del engaño? ¿Quién la soportaría como un alivio sino los que están ayuno de cualquier consuelo en sus vidas cotidianas y cada día se sienten menos respetables porque son menos respetados?. El fútbol, como producto empresarial, artificio identitario y embeleco emocional, no es más que una menesterosa porquería.

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Interés general

Gracias a la correspondiente orden firmada por la consejera de Educación, Cultura y Deportes, Milagros Luis Brito, el partido entre el CD Tenerife y la UD Las Palmas podrá ser emitido por el canal de televisión autonómico. Bueno, está bien, pero que no se diga que es gratis, que cualquier ciudadano canario podrá verlo gratuitamente, porque la televisión autonómica nos cuestas nuestros duros, y ya que se trata del interés general, un servidor, cuyo aborrecimiento del fútbol como cínico negocio y bandera patriotera es ampliamente conocido, solicitaría humilde e inútilmente que la televisión pública canaria transmitiese:
•obras de teatro montadas y representadas por compañías canarias
•conciertos de grupos y bandas de rock y de jazz de Canarias y parte del extranjero
•los conciertos del Festival de Música de Canarias y las obras programadas por el Festival de Ópera de Canarias.
•los partidos más interesantes (finales o semifinales) de los equipos de fútbol de las ligas inferiores de Canarias.
•los ciclos de conferencias que permitirían ver y escuchar en el canal público a gente como Ignacio Ramonet, Amadou Ndoye, Sami Naïr, José Luis Sampedro, Achmat Daugor, Justo Bolekia, José Eduardo Agualusa o Germano Almeida, por citar solo algunos de los que han participado en foros como Enciende África (organizado por CajaCanarias) en las dos ediciones del Salón Internacional del Libro Africano (organizado por la editorial Baile del Sol): al contrario de demasiados de nuestros políticos, saben de lo que hablan y hablan de lo que saben.
•Los mediometrajes y cortometrajes que se producen en Canarias, incluidos los que se presentan a las convocatorias de la Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno autónomo, tanto los que ganan como los que no ganan la bendita subvención.
•La transmisión en directo de la construcción de los pabellones y canchas deportivas de los que carecen los niños y adolescentes canarios en la mayoría de los municipios y comarcas del Archipiélago.
Porque mientras no ocurra esto, si quiera parcialmente, seguiré pensando que este interés general en el fútbol resulta, sinceramente, muy particular.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General 3 comentarios
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