No digo que Melisa Rodríguez no merezca críticas y sarcasmos por la bochornosa historieta que se montó como víctima que vuela por la desgracia en primera clase. Es muy irritante que mientras cientos de familias se quedan sin hogar, sin propiedades y a veces sin trabajo una pudiente exdiputada se invente que ha sido desalojada, y nada menos que en dos ocasiones: de una vivienda en El Remo – pueden ustedes verla, es muy mona y muy cuca, en un reportaje audiovisual de El Time – y de una casona en Todoque. Lo que ocurre es que la casita de El Remo no es su vivienda habitual y la de Todoque es propiedad de unos familiares lejanos o amigos cercanos que la arquitecta considera “unos segundos padres”. Fuentes policiales han confirmado que ni fue desalojada nunca ni sus propiedades se han visto afectadas durante la larga y muy destructiva erupción volcánica.
Melisa Rodríguez dimitió como portavoz de Ciudadanos el pasado mes de abril y caben dudas legítimas sobre si sigue militando en el partido. Desde que fue tocada por el dedo divino de Albert Rivera y se catapultó a la política nacional Rodríguez se desvinculó a la organización canaria. Jamás le ha interesado para nada y, por supuesto, en el último año su indiferencia no ha cambiado. Para ciudad, Madrid. Quizás entiende que entiende que Ciudadanos, en Canarias como en toda España, es una fuerza residual cuyo destino más o menos inmediato es la desaparición. Se ha metido en este grotesco berenjenal — tal vez – porque desde un concepto esencialmente pijo de la empatía la única solidaridad con las víctimas consiste en hacerse pasar por una y contarlo por la tele. Pero hay algo que me inquieta y es la furia porcina que ha caído sobre Melisa Rodríguez por su estúpido narcisismo. Es brutal, sañuda, despiadada, arrasadora. Rodríguez no ha cometido ningún delito. Ni siquiera se le puede acusar de intentar alguna picaresca. Lo que hizo fue mentir llevada a su obsesión por el figuroneo, su rubia melena prerrefaelista llorando bajo la ceniza volcánica. Sin embargo, consulta las redes sociales si quieres ver una exhibición cinegética. Por supuesto la unanimidad es absoluta en trazar una equivalencia entre su actitud en este asunto y su militancia en Ciudadanos. Quien va a hacer esto si no es alguien de Ciudadanos. Centro derecha, derecha, protofacistas, el trifachito, Melisa dimisión. Me extraña que aún no haya salido nadie exigiendo que se pele al rape.
Pasa algo similar que con el obispo bocazas. Gente mayor de edad pidiendo que lo destituyan ya, una multa millonaria, una humillación intolerable, persona non grata, saca la soga y la brea, la única iglesia que ilumina es la que arde. En primer lugar, a ver cuándo pasamos de indignarnos a reírnos si un obispo afirma que los homosexuales, ateos, agnósticos o seguidores de Satán o del Gran Espagueti Volador iremos al infierno. A reírnos a mandíbula batiente y a contar un par de chistes sobre curas y punto. El mejor enemigo del titular de la Diócesis Nivariense es Bernardo Álvarez y cada vez lo hace mejor, pero no ha incitado a odiar a nadie: se ha limitado a expresar una obviedad para la doctrina católica. Si pides su dimisión pide también la del papa y sus prelados, sus diáconos y sus seminaristas, sus teólogos y sus monaguillos. Si Álvarez no ha cometido ningún delito ni falta reclamar su dimisión es una majadería. La separación entre Iglesia y Estado que rige constitucionalmente en España funciona en ambas direcciones.
Lo más curiosos de estos casos y otros muchos que se pudieran citar es que la jauría automática que se pone en funcionamiento en las redes sociales y la actitud de la mayoría de la opinión publicada es estrábica y mira solamente a un mismo lado, y casi nunca es a la izquierda. Entre las personalidades que serán investigadas judicialmente por el asunto de los terrenos en Geneto de CD Tenerife, además de Ricardo Melchior y Carlos Alonso, están, entre otros socialistas, Julio Pérez, consejero de Justicia y Administraciones Públicas del Ejecutivo regional. Que todo un consejero de Justicia pueda ser investigado judicialmente, es curioso, no merece ninguna condena instantánea ni propulsa furibundas persecuciones. No me digan que no es curioso.