Paulino Rivero visita al Rey, María Australia Navarro le pide melodramáticamente al Gobierno autonómico que no asfixie aun más a los ciudadanos con subidas impositivas, Soria está en Harvard, Casimiro Curbelo no está y quizás nunca vuelva a estar en el Gola, llueven las hostias en el PSC tinerfeño para ver quien acompaña en la candidatura al Congreso de Diputados a José Segura, las izquierdas extraparlamentarias canarias se embriagan con un proceso de unidad electoral trufado de un mesianismo infantiloide. Todo este dramatis personae protagoniza, en sus diversos roles, un teatrillo de marionetas que parece (y es) puramente marginal respecto a lo que está pasando y lo que va a ocurrir. Si los ciudadanos se sienten hastiados no les falta razón. Veamos. Los presupuestos generales del Estado de 2011 se prorrogarán automáticamente para el año próximo, pero antes de la primavera el Gobierno del PP presentará el suyo. Y serán, más que unos presupuestos generales, un precipicio, y por varias razones: el pago de la deuda española y sus intereses y los límites a la ampliación de nuevas emisiones, la inyección financiera que necesitarán varios bancos y numerosas cajas de ahorro, la recesión que está tocando ya a la puerta gracias al indescriptible y miserable guirigay dela UE alrededor de la quiebra de Grecia y la imperiosa necesidad de recortar gastos: hasta ahora, a pesar de los pesares, se ha metido tijera tirando de los percales más socorridos: salarios, jubilaciones, prestaciones sociales dinerarias, paralización de la inversión en obra pública. Recortar gastos en el inmediato futuro consiste en agredir explícitamente a los servicios sociales: desde los sistemas públicos de sanidad y educación hasta los billetes de guaguas, trenes o tranvías.
El presidente Paulino Rivero ha adelantado que los presupuestos generales de la Comunidadautonómica para 2012 se verán reducidos solo en dos o tres puntos porcentuales porque la labor básica de saneamiento de las cuentas públicas ya se hizo en los presupuestos del año en curso. Unas declaraciones que tendrían sentido si ya se hubiera iniciado, siquiera tímidamente, una recuperación económica constatable. Pero no es así. EL PIB canario difícilmente alcanzará a crecer el 1% en 2011, apenas dos décimas más que el año anterior. Ya que los dirigentes políticos europeos, españoles y canarios parecen incapaces de evitar esta derrota de la política democrática frente a los intereses financieros, uno les pediría, al menos, que no sigan exasperándonos con idioteces tan mendaces como cobardes.