El presidente del Gobierno regional, Paulino Rivero, y el secretario general del PP canario, Asier Antona, están realizando un impresionante esfuerzo para sacar adelante un gran acuerdo entre el Ejecutivo y la oposición conservadora que ponga a Canarias por encima de todo. Como han insistido hasta la saciedad, lo principal es la discreción, aunque para el común de los mortales esta obsesión no deja de ser enigmática. Particularmente ha sido el señor Antona el que ha insistido más en la estricta necesidad de que los contactos estén a salvo de cualquier presión mediática. Así que Antona no cuenta nada, aunque de vez en cuando revela algo de los apasionantes encuentros. El otro día dejó caer que sí, bueno, que había visto a Paulino Rivero, y no en la tele autonómica, sino en persona, pero que obviamente no contaría nada.
Es una lástima. Algún día, si duda, habrán de reconocerse los sacrificios de Rivero y Antona por escapar de la perversa presión mediática (al fin y al cabo, solo son diputados en un régimen parlamentario) y poder reunirse con la eficacia y eficiencia debida. Algún día se averiguará que el sentido de la responsabilidad llevó a Antona a quedar con Rivero en un restaurante chino de diez euros el cubierto, perteneciente a la afamada cadena Xin-Xin, y disfrazarse de rollito de primavera para poner mantener una conversación con el presidente a salvo de oídos indiscretos.
–Paulino…Paulino…¿Estás ahí? ¿Ya llegaste?
–¿Asier? ¿Dónde estás? No te veo…
–Aquí, en el plato, al lado de la salsa agridulce…Soy el rollito del medio…
–¿El más gordito?
–Habla más bajo, que nos puede oír alguien… Me he disfrazado de rollito para que nadie me reconozca y así hablar sin presión mediática…
–Caramba. Felicidades. El disfraz de rollito de centro te queda muy bien…
–Con esas ironías no llegamos a ningún lado. Lo fundamental es crear un clima de confianza y si seguimos así… Por dónde íbamos…Ya recuerdo. Me contabas que tú ves Canarias como siete sobre un mismo mar que laten con un solo pulso…
–¿Te pongo salsa agridulce?
–Solo un fisco. Lo justo para que nadie sospeche nada…