En una nueva demostración de inteligencia táctica, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, presentó ayer una suerte de “programa marco” para las elecciones autonómicas del próximo día 24. Puede que alguien se despiste, pero los dirigentes nacionales de los grandes partidos no se presentan tres semanas antes de las elecciones frente a las cámaras de televisión para ofrecer un programa generalista para gobernar en las distintas comunidades autonómicas. Si Podemos lo hace así es para establecer unos límites programáticos a sus organizaciones subestatales, dotar de coherencia las ofertas y, sobre todo, suplir las carencias propositivas –bastante escandalosas – evidenciadas en numerosos territorios como, por ejemplo, Canarias.
Lo más predecible, precisamente, es que en los lugares de menor madurez organizativa y política los candidatos de Podemos se aferren al programa marco de Iglesias y su dirección — que supone, por cierto, otra vuelta de tuerca moderantista — como a un salvavidas conceptual. Con toda seguridad lo hará Noemí Santana, la candidata de Podemos para la Presidencia del Gobierno de Canarias, a la que, hasta el momento, solo se le han escuchado salmodiar apotegmas pancarteros y eslóganes muy sentidos. ¿Quién está redactando y con qué metodología el programa autonómico de Podemos en Canarias? Vaya usted a saber.
Por el momento la señora Santana ha insistido perentoriamente en dos ocurrencias. La primera, eliminar gasto público, que para la candidata de Podemos es una labor muy sencilla: basta con deshacerse de políticos, de cargos públicos, de asesores, de ruin, superflua y chupóptera casta. Este tierno infantilismo olvida convenientemente que más del 70% de los 6.195 millones de euros del presupuesto general de la Comunidad autonómica se destina a abonar los sueldos, materiales y tecnología de las consejerías de Educación y Sanidad. La otra obsesión tartamuda de Santana consiste en una renta básica para las 50.000 familias canarias que se encuentran bajo el umbral de la pobreza. Si fijamos 600 euros mensuales para cada unidad familiar el coste de esta medida se dispara a unos 360 millones de euros al año. Admitiendo un desempleo ligeramente decreciente en la próxima legislatura podrían aventurarse unos 1.100 millones de euros para los próximos cuatro años; aproximadamente, un 2,1% del PIB del Archipiélago en 2014. Obviamente Noemí Santana no especifica ni de broma de dónde sacará esta pasta para una renta básica que además promete comenzar a aplicar en sus primeros cien días de mandato. La comunidad autonómica tiene una deuda de más de 7.900 millones de euros y ahora mismo representa el 14,5 de su PIB anual. Globalmente es de las más bajas del Estado, pero si se mide la deuda per cápita, mientras a cada isleño le correspondían 638 euros en 2004, ahora te tocan nada menos que 2.839. Santana y sus compañeros no encontrarán estas cifras en el documento presentado ayer por Pablo Iglesias y que pretende cubrir su desnudez vocinglera. Pero seguro que no les intranquilizará.