Casimiro Curbelo ya tiene una oferta electoral para engalanar sus promesas en la próxima y ya inminente campaña: conseguir que se rebaje un 50% en el IRPF a todos los ciudadanos de las llamadas islas verdes: La Gomera, La Palma y El Hierro. Se chismorrea largamente que Curbelo ya tiene casi cerrado un acuerdo con David Cabrera, líder o algo semejante de la Agrupación de Electores por el Hierro, la exitosa escisión de la Agrupación Herreña de Independientes, para las elecciones autonómicas de 2023. El mismo Cabrera encabezaría la lista en El Hierro con muchas posibilidades de obtener escaño y la coalición podría alcanzar los cuatro diputados. No se espera ninguna reacción de la otrora hegemónica AHI. Sus dirigentes y cargos públicos siguen enfrascados en querellas mezquinas y pordioseras y todavía se entretienen denunciando a los culpables –siempre los otros — de la estrepitosa derrota de hace tres años. Algún despistado insiste en que Tomás Padrón – a sus 76 años – baje del Olimpo y ponga orden y concordia. Ocurre, sin embargo, que es precisamente don Tomás el máximo responsable de la situación agónica de su partido. Fue Padrón quien en su día jugueteó con sus hipotéticos delfines: a algunos los desrriscó y a otros los echó a pelear entre sí. Su caso es muy parecido al del palmero Antonio Castro Cordobez: hiperliderazgos fundadores, autoritarios e indiscutibles que no quisieron marcharse a tiempo ni supieron organizar su propia sucesión.
Después de muchos años, en todo caso, se está fraguando un frente político sobre una medida concreta de carácter fiscal – que es tan interesante –aunque matizable – para la economía local como atractiva para los ciudadanos. Una medida razonable en la coyuntura económica que se aproxima y que con toda seguridad empeorará a partir de otoño. Una medida que los isleños podrían ver materializada en sus bolsillos casi inmediatamente. En definitiva, un compromiso electoral atractivo y potente en el que podría coincidir fuerzas de derecha y de izquierdas, salvo, por supuesto, el PSOE por necesidad y Nueva Canarias por pura impotencia.
La dirección nacional del PSOE no quiere saber nada de que evidencie, reconozca o metabolice la singularidad canaria. Para Moncloa y para Ferraz – que ya son prácticamente la misma cosa en el magma del poder sanchista – a Canarias hay que tratarla más o menos como Zaragoza, Alcorcón, Vigo o Alicante. No, contra lo que se suele insistir ingenuamente, no desconocen lo que es el REF –aunque burócratas endiosados e ignorantes existen en todas las administraciones – sino que gestionan para liliputizar el régimen económico y fiscal de Canarias y metérselo en el bolsillo que un boliche que puedan olvidar sin problemas. Que se recurra al Tribunal Constitucional les trae absolutamente sin cuidado. Reconocer la singularidad canaria – política, económica, financiera, fiscal y comercial – sería admitir que el nacionalismo canario tiene un ámbito natural de crecimiento y que su lenguaje puede y debe admitirse legítimamente en el espacio público. A Sánchez y a sus compañeros el lenguaje y los objetivos políticos del independentismo catalán les parecen lícitos o simulan que les parecen lícitos, como ocurre con los independentistas vascos. Pero nunca se le escuchará al presidente del Gobierno español hablar de “España y Canarias” en ningún discurso. Al PSOE, en definitiva, le importa menos el precio económico y presupuestario de la medida que enarbolan Oramas y Curbelo que el precio político que supone. ¿Y Nueva Canarias? En el seguidismo gangochero. Qué caro les va a salir a sus compañeros — y a toda NC — que Román Rodríguez haya disfrutado del juguete de la Vicepresidencia durante cuatro años.
Respuesta a Una oferta electoral generalizable